Banco Central da inicio al proceso de normalización de la TPM

En su Reunión de Política Monetaria (RPM) de julio el Consejo del instituto emisor decidió -de manera unánime- subir la tasa de referencia en 25pb, hasta 0,75%, en línea con lo esperado por el mercado tras las señales dadas en el último IPoM. Con ello se inicia un ciclo de alzas de tasas tendiente a ir restando expansividad de la política monetaria.

En su comunicado, destacan las favorables perspectivas de crecimiento de las economías avanzadas, de la mano de las mejoras en la situación sanitaria, aunque reconocen que persiste el riesgo de una nueva ola de contagios por la variante Delta.

Respecto de la inflación global, señala que solo algunas autoridades monetarias, en particular la Fed, han atribuido un carácter transitorio a la misma. Por el contrario, enfatizan que varios bancos centrales, principalmente de países exportadores de materias primas, han anunciado o comenzado un proceso de normalización. En rigor, dentro de este grupo de países, solo México y Brasil han subido sus tasas y lo hicieron una vez que sus inflaciones estaban muy por sobre sus metas. El grueso de los bancos centrales ha decidido mantener los estímulos inalterados. Incluso, la semana pasada China decidió ampliarlo, reduciendo su tasa de encaje.

A nivel local, se destaca que las cifras de actividad de mayo (Imacec 18,1% a/a) habrían retornado a sus niveles previos a la pandemia, impulsadas por los datos de consumo debido a un impulso fiscal récord. Aun cuando se reconoce que la ocupación se encuentra lejos de los niveles previos a la pandemia, llama la atención la insistencia en destacar la recuperación del empleo asalariado formal (esto ya se había señalado en el comunicado previo). Es cierto que este ha retornado a los valores que tenía a fines de 2019, pero dista de los niveles que hubiesen prevalecido de no haber ocurrido la pandemia. Por lo mismo, incluso en el empleo formal existen brechas relevantes.

Respecto del alza en la inflación, reconocen como principal incidencia las subidas de los precios de los combustibles y los efectos base, en contraste con la menor contribución de los alimentos. Hacen poca mención al componente subyacente, aunque rescatan que su variación es menor que la de la inflación total y que se encuentra algo por sobre la meta. Consideramos que la evolución de esta última medida –que no considera los elementos más volátiles- será clave para regular la gradualidad de las alzas y recalibrar la expansividad del estímulo monetario en las próximas reuniones.

El Consejo estima que la economía evoluciona en línea con el escenario del último IPoM (aunque es probable que la inflación cierre el año por debajo de lo contemplado en dicho informe). De esta manera, resaltan que los futuros ajustes de la TPM “serán evaluados de acuerdo con la evolución de la economía, donde las señales obtenidas hasta ahora hacen poco probable los escenarios que marcan los límites del corredor de tasa del IPoM de junio”. Además, anticipan que la TPM estará por debajo de su nivel neutral (estimado en 3,5%) durante todo el horizonte de proyección (hasta julio de 2023). Ambas referencias representan un sesgo algo más dovish que el plasmado en el comunicado anterior y hacen prever que el proceso de normalización monetaria será muy gradual. Dado lo anterior, no descartamos que en la próxima RPM de fines de agosto la TPM se mantenga en 0,75%.

Hacia delante, los riesgos todavía presentes en la economía derivados de la pandemia y la probabilidad que, una vez culminado el impulso fiscal, la actividad pierda fuerza, así como las pocas presiones inflacionarias, nos llevan a estimar una trayectoria de alzas más pausada que lo contemplado en los precios de los activos financieros, aun cuando estos ya presentaron algún ajuste posterior al menor dato de inflación de junio (swap a 10 años: -30pb).