
Reflexión: ¿Por qué nos suicidamos?
“Quizás la máxima expresión de tristeza que pueda demostrar el ser humano. Muchas veces usado para escapar de las culpas que mortifican la conciencia, o simplemente como un juego macabro que lleva a la perdida de la razón misma y termina acabando con la vida”.
La gente suele callar este tipo de hechos como si se tratara de cosas de las que simplemente “no hay que hablar”. Sin embargo, las personas sobrevivimos día a día en este mundo impaciente, condenados por el afán de encontrar la felicidad que nos de esas ganas de vivir, o al menos de no morir.
Una de las situaciones que se le presenta a un ser humano es cuando en un determinado momento se pierden las ganas de seguir, que no precisamente conlleva a un suicidio predestinado. Simplemente la persona entra en una depresión profunda, imposible de razonar o de hacerse valer por si misma. Ante los demás trata de presentarse lo más vivaz posible o al menos cree que lo hace. Pero ya no puede demostrar cariño por nadie, por dentro se siente totalmente confundido, destruido, acabado. La frustración le impide desenvolverse en su vida cotidiana y empieza a alejarse de sus familiares, de sus amigos, de la sociedad. No puede terminar con su vida, y eso lo destruye más. Se siente impotente. Pero son síntomas que sólo sus allegados más cercanos pueden percatar para tratar de ayudarlo aunque lo más probable es que niegue su depresión.
Según Lacan, un psicólogo reconocido, los seres humanos vivimos por que sabemos que vamos a morir. El saber muy profundamente que la vida no es eterna nos da el aliento para seguir adelante. Pero nos encontramos con personas que ya no desean vivir. Y encuentran en la muerte el fin al dolor, el fin a la culpa. Son personas que en pos de sus depresiones se vuelven determinantes y sólo intentan aliviarse. La vida se vuelve absurda. De pronto todo se cierra para ellos y la ansiedad los bloquea. Su pensamiento se posesiona en acabar con sus vidas. Sienten tristeza por las personas que van a dejar cuando se hayan ido. El miedo los hace gritar silenciosamente e intentan escapar de la vida que llevan. La desesperación se apodera si mismos y terminan por actuar. El tiempo se detiene para ellos y ya no hay vuelta atrás. Nuevamente una vida habrá desaparecido para siempre.
Por eso mismo es necesario actuar antes de que ocurran determinadas situaciones. Hay que saber que las personas que sufren de depresiones, que pierden las ganas de vivir, no pueden reaccionar por si solas. Necesitan ayuda. Pero no van a ir a buscarte. No debemos esperar que suceda lo peor. Deben hacerles saber que hay un mundo allí fuera, más allá de una habitación oscura donde ocultarse. La contención es implacable. La soledad los calma y se engañan para no sentir culpa, pero deben hacerles entender lo contrario.
Todas las personas somos diferentes. Cada dolor es único y cada uno sabrá como sobrellevarlo. Algunos lo demuestran a diario, pero el hablarlo los alivia y les permite seguir adelante. Sin embargo, están aquellos que prefieren callar ese sufrimiento interno. Pueden usar disociación de identidad para aparentar ser diferentes a como sienten. La conducta subjetiva se vuelve contraproducente a la conducta objetiva. Es decir, que dicen y hacen lo que no piensan ni sienten. Este es el tipo de persona que suele sufrir sin demostrarlo, que pierde sus ganas de vivir pero tampoco puede matarse. Sus emociones se encuentran bloqueadas por pensamientos racionales.
Espero que se hayan tomado unos minutos para leer. Trate de hacerlo lo más breve posible. No me interesaba traerles teoría aburrida. Así que escribí lo que aprendí de la experiencia en mi tiempo de vida. La empatía me permitió sentir las mismas sensaciones que otras personas padecieron en algunos momentos relacionados al tema. Sólo me propuse decir lo que los demás prefieren callar. Aún contradiciéndome, creo que nadie más que uno mismo puede ayudarse a salir adelante.
Todos creemos ser felices porque nunca vivimos de una manera diferente. Las personas sólo experimentamos momentos, y esos momentos pasan. Las cosas que pasan jamás se olvidan, debemos a aprender a vivir con ellas. Podemos no recodarlas pero aún en el olvido seguirán viviendo con nosotros.
Escrito por: Lord Ripper