Reclamando la evidencia

Juan Antonio Sánchez CamposLa verdad solo tiene un camino, el hecho confirmado de que la población activa envejece con la demanda de empleo en el bolsillo y sin la más mínima esperanza en un futuro inmediato, nos acerca al olvido de las administraciones y al deterioro social por la falta de recursos económicos en cientos de miles de hogares españoles.

La austeridad amenaza el sector público sacando hasta la raíz el problema al que se enfrenta la sociedad. Pero todo pasa por levantar a Europa de sus cenizas ya críticas y recuperar la Unión Europa que no puede permitirse el lujo de seguir apostando por ideologías prepotentes que tan solo buscan el bien social propio; las naciones del continente por sí solas son incapaces de acceder al mercado global pues el lugar idóneo capaz de marcar el crecimiento y disponer de la calidad de vida suficiente, así como favorecer la llegada de la inversión es la cohesión, solidaridad y compromiso de todos los integrantes de la eurozona.

Para poder acceder a estos privilegios, debemos comenzar a idear una estrategia interna que acapare tanto al conjunto de formaciones políticas como a los agentes sociales; un proyecto fundamental de integración capaz de anexionar diferentes medidas de resurgimiento al mercado laboral manteniendo la ideología apartada del sentido práctico necesario para afrontar el problema de la crisis en nuestro país. Sólo de esa forma, lograremos la fuerza necesaria para enfrentarnos a la política del resto de países integrantes de la Unión y dejar de figurar en segundo lugar del número de desempleados que en la actualidad ocupamos.

Europa no puede perder más tiempo en profecías que de nada han servido para reducir la crisis, ni atajar con observaciones dispares inútiles de sus máximos organismos. El panorama desolador que se vislumbra desde algunos lados del continente muestra una falta absoluta de interés por algunas naciones en confluir intereses afines a la mayoría. Ese es el problema, la vaga identidad de una unión de países frenados por unos pocos por su poder hegemónico; ese es el acicate para que la cohesión se vislumbre como única base de contrarrestar estás políticas de recortes acelerando otras nuevas que atraigan la creación de empleo. A la vista de los acontecimientos, España debe reclamar a Europa los derechos que le pertenecen como país miembro de la UE, por el compromiso del organismo, por el progreso del euro y por el crecimiento del continente.

La crisis se ha llevado de largo nuestro estado de bienestar sin que el Gobierno no haya impulsado medidas capaces de suavizar tan desproporcionado avance; las políticas de reformas y ajustes han venido a destrozarlo del todo arrastrando a nuestros jóvenes a la arena del paro -57%-. Ahora las escaramuzas independentistas y los nacionalismos no sirven, el objetivo es la unión, todo lo demás queda en segundo puesto hasta lograr devolver a la sociedad los derechos y la calidad de vida perdidos por la recesión.

El Presidente del Gobierno Mariano Rajoy dice que: “Es fácil destruir”, que se lo digan a él y a sus políticas austeras. Desde luego, el descontrol es cada vez más inoportuno en las declaraciones del Sr. Rajoy; primero se arriesga a mostrar un augurio que elevará el paro en 2015 a un número mayor al mostrado cuando cogió las riendas del Gobierno para a continuación, soltar un alegato de crecimiento económico y avance en pocos meses. Esto no hay quien lo entienda pero no deja de ser “el pan nuestro de cada vez que habla”, menospreciando a sus ministros sin aparente reparo. La penúltima, el Sr. Montoro, ministro de Hacienda que dijo sobre los impuestos “de momento, es impensable bajarlos”; por no hablar de su homónimo en el ministerio de Economía, Luis de Guindos afirmando “Nuestra economía es más fuerte y sana”. Vamos a tener que aprender el idioma “popular” del partido en el poder ¿Lo que afirman será lo cierto, o lo que no dicen será lo que realmente pase? En fin, desde luego no podemos fiarnos de los que hablan en blanco cuando es oscuro y que hay color cuando todo es una oscuridad indolente. Valiente política con velo tupido imposible de traducir y llena de personajes incapaces de transmitir confianza al ciudadano.

La desmotivación se ha convertido en un riesgo considerable de caer en dejadez y apatía a la hora de buscar trabajo por parte de los desempleados, cuando muchos de ellos llevan en las listas del paro más de tres años; cansados de hacer cursos de formación que después en multitud de ocasiones, no han servicio para encontrar una puesto de empleo. La despreocupación de los jóvenes ante la falta de horizontes de futuro es alarmante y son muchas las condiciones sin medidas que lanzan a la sociedad a una guerra sin cuartel contra la pobreza; en solitario y sin recursos para abastecer los hogares de lo más indispensable. Estamos en el siglo XXI con las miras puestas en hace medio siglo atrás, cuando la pobreza era humillante, la incultura sobrante y el sometimiento al caudillaje la forma de sobrevivir de la mayoría.

Y digo yo ¿Merecerá la pena haber perdido la dignidad social por esos 18000 millones de euros que el Sr. Rajoy está orgulloso de haber ahorrado?.

Juan Antonio Sánchez Campos